Violencia de género psicológica y persuasión coercitiva

La violencia de género constituye un tipo de violencia específica que ha sido ampliamente estudiada por diversas ciencias ayudando a su comprensión fenomenológica y a su criminalización. Dentro de las formas de la violencia de género, la psicológica tiene ciertas reminiscencias con otro tipo de problemática en principio separada de esta, la persuasión coercitiva en los denominados grupos coercitivos, sectas o relaciones sectarias. En esta investigación apuntaremos ciertas similitudes que pueden ayudar tanto a la comprensión y prueba de ciertas dinámicas de violencia de género psicológica habitual, en la que la víctima consiente y justifica el ataque y otras en las que no lo reconoce como tal, como a aquellas en las que la persuasión coercitiva tan sutil, imperceptible, progresiva e indirecta hace que la víctima dentro de dinámicas grupales o duales coercitivas no reconozca la vulneración de sus derechos fundamentales más inherentes al concepto de persona: la capacidad de libre voluntad. Resulta desde dicha comparación fenomenológica una fórmula de compresión de ambos injustos desde una misma raíz de lo injusto pero con diferencias.

La persuasión coercitiva supone una fenomenología criminal que en las últimas décadas ha sido objeto de estudio por la psicología y más recientemente por la doctrina penal, hasta el punto que se ha afirmado que tiene su propia autonomía de lo injusto como fundamentaremos infra y que tiene reminiscencias con la violencia de género . Si bien no son semejantes ambas violencias sí que tienen fundamentos similares porque producen el control de la persona.
Parte de la psicología considera que “el mantenimiento de las mujeres en una relación de violencia es efecto de los mecanismos de una persuasión coercitiva… y junto con las estrategias de control ejercidas por el maltratador determinan que la mujer prolongue o no abandone la situación de maltrato” y, en concreto, existe un elevado paralelismo entre las estrategias de abuso de las sectas coercitivas y las que se utilizan en la relación violenta de pareja, pues, el denominador común es el aislamiento de la persona, el control del entorno y el abuso emocional (también en otros contextos).

Por ejemplo, BIDERMAN desarrolló ocho formas de abuso aplicables a ambas violencias: aislamiento, monopolización de la percepción, agotamiento por debilidad inducida, amenazas, indulgencias ocasionales, demostración omnipotente, degradación y hacer cumplir demandas triviales. Y los autores de la Group Psychological Abuse Scale obtuvieron cuatro subescalas de detección de abusos en grupos coercitivos, en concreto: sumisión, explotación, dependencia ansiosa y control mental”. Es decir, los especialistas han observado que existen similitudes entre los abusos perpetrados en grupos manipulativos y los cometidos en las relaciones violentas de pareja, incluso una relación abusiva de pareja en ciertos casos puede constituir una relación sectaria o una “secta unipersonal” con resultados similares al síndrome de los supervivientes. Sin embargo, la problemática está en averiguar en qué grado se considera una conducta como abuso psicológico puesto que los factores sociales y culturales resultan variables en cada contexto.
En este punto, el abuso de la psique y del contexto social precisan de delimitaciones normativas entre las distintas formas de violencia, por un lado, entre los propios límites de la violencia de género psicológica y la sutil, y estas con la persuasión coercitiva no solo en grupos sino también en relaciones duales. Así las cosas, la pregunta que es lícita hacerse es por qué en ciertos casos las mujeres se mantienen prolongadamente en una situación de violencia al igual que alegan los denunciantes de grupos coercitivos. Para responder a esto de forma más exacta realizaremos la comparación de la violencia de género con el modelo explicativo de la persuasión coercitiva.

Carlos Bardavío Antón 
Universidad Internacional de la Rioja (UNIR)

Violencia de género psicológica y persuasión

CONSEJOS PARA EVITAR SER VÍCTIMA DE MANIPULACIÓN

 

 

«No todo lo que brilla es oro»… con esta frase podríamos empezar a describir lo que es una persona manipuladora. Por fuera se presentan como seres encantadores y seductores, pero por dentro saben qué herramientas emplear para que la gente de su alrededor hagan lo que ellos quieren. ¿Eres víctima de manipulación?

La manipulación a veces es más obvia, a veces menos, ya que no todas las personas proceden del mismo modo. Del mismo modo, no todas las víctimas tienen las mismas características. A nivel individual, el manipulado empieza a experimentar una sensación de pérdida del control de su vida, como si estuviese acorralado o haciendo cosas que no quiere.

Luego, a nivel interpersonal, la relación empieza a desgastarse con el tiempo, dado que, al notar la manipulación, este buscará evitar al manipulador o establecer una distancia. Pese a esto, no siempre es sencillo «escapar» de dichas conductas. Veamos un poco más al respecto.

Características de una persona manipuladora

Está claro que no existen dos personas manipuladoras iguales; sin embargo, es cierto que sí comparten algunas características. Entre ellas, podríamos mencionar las siguientes:

  • Son personas que se guían por la frase «el fin justifica los medios». En este sentido, lo primero es su voluntad, lo segundo sus deseos y lo tercero, ellos mismos. Para obtener lo que quieren, pueden ordenar hábilmente las piezas y hacer sus jugadas de abuso psicólogico.
  • No se dejan llevar por lo que consideran «sentimentalismo» ni tampoco les preocupa el comportamiento ético. Es decir, no les conmueve que la otra persona tenga que hacer algo con lo que no está de acuerdo, así como tampoco tienen  culpa por lo que hacen. Los mueve el narcicismo, el hedonismo y el egoísmo, siempre lejos de la empatía.
  • Muchas veces, cuando ven que no logran manipular, se convierten en perfectos intérpretes del rol de víctimas, en un intento por conmover (y convencer).

    Para evitar ser víctima de manipulación:

    Evitar caer en el juego de la manipulación puede no ser una tarea sencilla. No obstante, hay algunas estrategias simples que pueden ayudar a mantener lejos a los manipuladores. ¡Ponlas en práctica!

    1. Aprende a conocerte, respetarte y escuchar tus propios deseos

    Muchas veces, das el «sí» fácil y dejas de lado aquello que en realidad quieres hacer. En pocas palabras, no te das la oportunidad de pensar qué te gusta y qué experimentas frente a determinadas situaciones. La próxima, no dejes de lado estos interrogantes, ¿qué quiero? ¿Qué no quiero?

    Es fundamental concederse espacio para al autoconocimiento, ya que cada uno tiene sus propios temores e inseguridades que son el blanco perfecto para la manipulación.

    2. Pon límites sin culpa

    En relación al punto anterior, a partir del autoconocimiento  y del respeto por uno mismo, es primordial aprender a poner límites. Debes ser consecuente con aquello que deseas y lo que no. A veces, esto puede ser complejo, sobre todo si la persona que manipula se vale de tus puntos débiles para tratar de convencerte.

    3. Mantente firme en la postura

    Siempre trata de dejar claro lo que piensas y lo que vas a hacer. Aprender a decir que no. La mayor parte de las veces, la persona que manipula intentará persuadirte de lo contrario. Sin embargo, no hay que dejar lugar a dudas ni titubeos. Es conveniente hablar con seguridad y convencimiento, incluso a través del lenguaje corporal.

    Si el manipulador empieza a ponerse insistente, lo mejor es que interrumpas la conversación y le manifiestes que ya no quieres hablar de dicho tema en ese momento. No debes permitir las faltas de respeto ni tampoco tienes que disculparte por no acceder a sus pedidos.

    4. Trabaja tus emociones

    Este punto se relaciona con todos los anteriores; es necesario trabajar sobre las emociones, reconocerlas, validarlas y aprender a manejarlas. En caso contrario, se convierten en ese punto débil que ya mencionamos, y a través del cual el manipulador  busca ejercer su control.

    Los argumentos de una persona que manipula siempre acaban apelando al «no te cuesta nada», «para mí es realmente importante, sino no te lo pediría», «pensaba que podía contar contigo», entre muchos otros más. De allí que identificar cómo te sientes y ser congruente con ello, sea tan necesario para no caer en la culpa y en el miedo.

    5. Restringe tu contacto

    Si crees que eres víctima de manipulación, intenta alejarte tanto como te sea posible de la persona manipuladora. Si no puedes hacerlo (por ejemplo, porque mantienes una relación laboral), intenta disminuir el contacto y limitarlo a lo justo y necesario.

    Emplea el «si, no, entendido» y otras respuestas monosilábicas, de tal modo que no tenga la oportunidad de iniciar una conversación, ni obtener información privada sobre tu vida. Las personas que manipulan son expertas en dar vuelta el discurso. Por eso, lo mejor es evitar dar demasiadas explicaciones.

    Uno de los casos más frecuentes y nocivos de manipulación es el gaslighting , que se refiere a una forma de abuso emocional muy sutil, que termina por hacer dudar a la persona de sus propios pensamientos y hasta de su propia cordura.

    Es una de las formas de manipulación más invisibles, pero más perniciosas, con terribles consecuencias a nivel psicológico. Suele disfrazarse de problemas de pareja, pero en realidad es manipulación con todas las letras.

    Por todo lo anterior, debes tener mucho cuidado con aquello que dices o sugieres, ya que pareciera que las personas deberían ser de tal o cual forma para no ser víctimas de algo, en lugar de exigir o esperar que los manipuladores se comporten como debe ser.

    Esta postura termina por comprometer la autoestima de quien es manipulado y, muchas veces, este acaba pensando que en verdad tiene la culpa. Lo cierto es que el entorno mismo acaba reforzando el círculo vicioso entre manipulador y víctima.

    María Fátima Seppi Vinuales(Psicóloga)