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La persuasión coercitiva: una forma de coacción

La persuasión coercitiva es un mecanismo presente en muchos contextos de abuso o maltrato. Está presente en las relaciones de pareja violentas, en las familias autoritarias o en cualquier tipo de vínculo que se base en el esquema de dominación y sumisión.
Este mecanismo se implementa con el fin de que la persona afectada acepte y prolongue el vínculo de maltrato. La persuasión coercitiva se vale de emociones como el miedo, el amor, la culpa, la vergüenza y el rechazo a la soledad para ser efectiva.
Cuando se establece una diada de maltratador y víctima, también se forjan fuertes vínculos de dependencia. El uno necesita del otro. La violencia está en la esencia de todo y se vale de múltiples instrumentos. Estos van desde la persuasión coercitiva hasta la violencia física. Todo ello conforma un ciclo del que es difícil salir.
“¿Cuál es el principio básico, el esencial, el crucial, que diferencia libertad de esclavitud? Es el principio de acción voluntaria frente a la coerción física u obligatoriedad”.
-Ayn Rand-
La persuasión coercitiva
La persuasión coercitiva es un mecanismo que opera en los vínculos de maltrato. Su función es la de crear en la víctima la convicción de que necesita profundamente a quien le maltrata; el maltratador inocula en los pensamientos de la víctima la idea de que, a pesar del sufrimiento actual, es mucho mejor que esté con él que sin él.
“Si no vales para nada, ¿dónde vas a ir tú?” Se trata de una proyección de invalidez que coloca en un lugar muy vulnerable a la víctima.
Como tal, este mecanismo se vale de un texto, pero no se limita a este. Hay agresiones verbales y el contenido de estas tiene que ver con la descalificación de la víctima. Se ataca su autoconcepto, se recalca su inferioridad y se hace hincapié en sus vacíos y fallas. El discurso está orientado a destruir el amor propio y la confianza de otra persona.
Sin embargo, el tema no se queda solo en palabras. La persuasión coercitiva también opera a través de gestos y acciones. Dentro de estas se encuentran las agresiones físicas, las amenazas (veladas o no), las privaciones, aislamiento de la víctima, etc. Todo ello en conjunto opera como un conjunto de argumentos para “persuadir” al otro de que no hay escapatoria.
El miedo en la víctima
El miedo es un instrumento esencial en la implementación de la persuasión coercitiva. Básicamente toma la forma de amenaza, incluso más que de acciones reales. Hay toda una serie de advertencias sobre los grandes males por venir en caso de romper el vínculo con el maltratador.
Ocurre cuando, por ejemplo, un empleado es sometido a acoso sexual por su jefe. Además del miedo obvio a perder el trabajo, se le advierte que no hay testigos y que, por lo tanto, ninguna acción judicial va a prosperar. O se le dice que nadie del entorno va a respaldar una eventual denuncia, pues todos dependen del empleo y no se enfrentarán con el jefe.
El recurso al miedo busca que haya una paralización de la respuesta en la víctima. En la persuasión coercitiva hay una especie de “maltrato impredecible”, es decir, confuso y expectante para quien es objeto de este. Es precisamente ese estado el que puede reducir o minar la capacidad de reaccionar o actuar frente a las agresiones.
El afecto y la culpa
El afecto y la culpa también son emociones funcionales a la persuasión coercitiva. No es raro que una víctima guarde sentimientos afectuosos hacia su agresor. A veces porque es su pareja, su pariente o su amigo. Otras veces porque se asume que esa persona ha hecho algo significativamente bueno por uno.
Ese afecto lleva a una especial “comprensión” frente a las agresiones. Muchas veces se minimizan o se asume que son una excepción a la regla. También llega a creerse que se trata de episodios pasajeros. Esto es una forma de negación que, a su vez, alimenta el ciclo de violencia, justifica la dependencia y se convierte en soporte de la persuasión coercitiva.
El sentimiento de culpa y la vergüenza cumplen un papel similar. En el marco de una relación de maltrato no es raro que la víctima se autoinculpe. Esto otorga un cierto sentimiento de control sobre lo que ocurre. Así mismo, hace un poco más razonables las agresiones de las que se es objeto. Sin embargo, también ayuda a paralizar la capacidad de reacción.
Así mismo, es usual que una víctima se avergüence de haber sido agredida. De uno u otro modo, el agresor es visto como una extensión de uno mismo. Así que lo que hace, en particular lo que hace mal, genera vergüenza. Miedo, afecto, culpa y vergüenza son las herramientas de la persuasión coercitiva. En conjunto, perpetúan los ciclos de la violencia.
Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.
Escrito por Edith Sánchez
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EVALUACIÓN DE PERSUASIÓN COERCITIVA EN CONTEXTOS GRUPALES

La gran mayoría de las personas, especialmente en occidente, tiende habitualmente a explicar la conducta del individuo en base a sus características personales.
En este sentido hay una tendencia equivocada en la que las personas minusvaloran o incluso niegan el importante impacto situacional y social en la conducta de las personas (Moya, 1998; Morales, Moya, Gaviria y Cuadrado, 2010; Gaviria y Morales, 2013).
Es por ello que la psicología social pone el foco atencional en la situación en la que se produce la conducta y por ende en las relaciones sociales y grupales (Fiske, 2010, Gaviria y Morales, 2013).
Este impacto de los otros sobre la conducta de los individuos tiene mucha relación con el hecho de que los grupos resultan esenciales para la satisfacción de sus necesidades, para obtener apoyo social, estima, autorrealización, afecto o estabilidad emocional (Canto, 2006).
Los grupos también son necesarios para suplir necesidades más primarias, como aquellas relacionadas con la seguridad o la supervivencia. Las personas dependen de otros individuos para la consecución de determinadas metas y para poder satisfacer sus deseos (Shaw, 1981).
No puede comprenderse la conducta individual sin atender al contexto grupal. Desde el nacimiento, los grupos contribuyen notablemente al desarrollo de la personalidad, creencias y actitudes (Canto, 2015).
Satisfacen la necesidad de pertenencia, facilitando la consecución de metas conjuntas así como poder compartir intereses comunes (Baumeister y Leary, 1995; Fiske, 2004).
Algunos de los beneficios que supone los grupos son los siguientes (Stangor, 2004):
1) Supervivencia: para sobrevivir como especie la humanidad ha requerido de estructuras y normas grupales (Buss y Kenrick, 1998). Tal como describe Fiske (2010), las personas necesitan a los demás para sobrevivir y prosperar, considerando la sociabilidad como una tendencia innata y característica del ser humano. Esta misma autora sostiene que la investigación científica ha demostrado sobradamente cómo dentro de los grupos se vive más y mejor. Así, se viven más años cuando se tienen más vínculos sociales, es decir, cuando se tiene pareja estable y/o cuando se mantienen contactos con la familia extensa y amigos, así como otras afiliaciones formales e informales. Es tan significativa la relación entre longevidad y los vínculos sociales, que incluso superan a otras variables conectadas con la salud física, como el consumo de tabaco y alcohol, la actividad, la obesidad, la clase social, la raza, la edad, la satisfacción con la vida o el uso de servicios preventivos de salud (Fiske, 2010; Gaviria y Morales, 2013).
2) Reducir la ansiedad: contribuyen a evaluar el peligro, a través de la comparación social y de esta manera, reducir la ansiedad (Cohen y Wills, 1985).
3) Autoestima positiva: las comparaciones sociales con personas que se estiman peores facilitará que los miembros se sientan mejor con ellos mismos (Goethals y Darley, 1977).
4) Precisión social: los grupos permiten validar las opiniones, actitudes y valores de sus miembros (Suls y Miller, 1997).
5) Identidad Social: identificarse con otros miembros del grupo produce sentimientos positivos hacia estos (Tajfel, 1984).
6) Productividad: los miembros son más productivos e innovadores, permitiendo concluir tareas complejas (González, Silva y Cornejo, 1996).
7) Pertenencia: previenen la soledad, construyen relaciones positivas y duraderas con otras personas (Baumeister y Leary, 1995).
8) Apoyo Social: aporta sentimientos de amor, afecto y valoración que tienen efectos positivos sobre la salud.
En línea con las últimas dos ventajas, todo grupo, en potencia, puede facilitar relaciones positivas y soporte, dando la opción de proporcionar apoyo social. Existen evidencias de que el apoyo social está asociado, entre otros, con la salud física y mental (Harlow y Cantor, 1996), el autoconcepto, el clima social, el bienestar psicológico o incluso el rendimiento académico o laboral (Feldman, Gonçalves, Puignau, Zaragoza, Bagés y De Paulo, 2008; Vivaldi y Barra, 2012; Torres, Pompa, Meza, Ancer y González 2010). El apoyo social también ha mostrado su eficacia para reducir comportamientos disruptivos, como las conductas desafiantes en el contexto escolar (Escribano et al, 2014).
Por otro lado, parece que la percepción que se tiene respecto al apoyo social o la ayuda con la que se cuenta, resulta más determinante que la ayuda real en sí misma (Shebourne y Stewart, 1991; Rosa-Rodríguez, Negrón, Maldonado, Quiñones y Toledo, 2015).
Con todas estas ventajas en juego resulta destacable la importancia de satisfacer las necesidades afiliativas, comprendiéndose mejor los notables esfuerzos que invierten los individuos en poder asociarse y vincularse con otros semejantes (Kaplan, Cassel y Gore, 1977). Por todo ello los grupos resultan tan sumamente importantes como atractivos.
José Miguel Cuevas Barranquero
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POR LA TIPIFICACIÓN PENAL DE LA PERSUASIÓN COERCITIVA.

Desde que en 1988 la entonces diputada en el Congreso de Diputados Pilar Salarrullana, comenzó una batalla jurídica contra las denominadas Sectas religiosas, a partir de los innumerables casos que en la época aparecieron en medios de comunicación, y posteriormente en otras iniciativas parlamentarias en cámaras de representación autonómicas. Podríamos decir que en España esta tarea aún no ha cumplido con los preceptos de protección y defensa, ante las diversas formas de manipulación psicológica por parte de grupos destructivos de la personalidad.
En aquella época otros países europeos llevaron a cabo diversas iniciativas enmarcadas en la persecución de grupos fundamentalistas, así como la protección de las víctimas de los mismos.
Tenemos que recordar que desde el Parlamento Europeo, Consejo de Europa y parlamentos de la Unión Europea, han aprobado diversas resoluciones. Así como propuestas legislativas en ámbitos educacionales y de protección de los menores, de influencias totalitarias en ámbitos religiosos que pudieran hipotecar su desarrollo en libertad.
Estamos hablando de 30 años de retraso legislativo en España con otros países europeos. Entonces algunos parlamentos tenían listados de grupos extremistas y destructivos para la personalidad. Otros países tipificaron la manipulación psicológica como delito penal. Y posteriormente en otros se contemplo legislativamente el “ABUSO DE DEBILIDAD” en personas vulnerables independientemente de su edad, por estar sometidas a la dictadura de un grupo o persona, que limita su libertad.
Más recientemente desde 2015 en Inglaterra es delito “el comportamiento controlador o coercitivo en una relación íntima o familiar». Desde septiembre del 2020 para crear conciencia sobre todas las formas de abuso, el gobierno británico hizo obligatoria la «educación para las relaciones» en las escuelas.
Sin embargo hoy en nuestro país, ha cambiado totalmente esta identificación de lo que comúnmente se conoce como dinámicas abusivas en sus múltiples variantes.
Son lo que denominamos en su extensión GRUPOS COERCITIVOS, enmarcados en ámbitos totalitarios a nivel filosófico ,religioso ,esotéricos, conspiracionistas, fundamentalistas, de nueva era y también político. A todo ello tenemos que sumar la eclosión que ha propiciado en nuestra época internet con las webs y las redes sociales. En este sentido podemos afirmar categóricamente que es el campamento base de las presentes y futuras captaciones por parte de las más variadas iniciativas.
Desde los llamados Grupos de Riesgo para nuestra salud que actúan en ámbitos de la psicología, la medicina y de la salud en general. Sin ninguna acreditación y profesionalidad que ampare a los usuarios de los mismos. Dando por bueno métodos de dudosa eficacia y sin ninguna evidencia científica. También aprovechando la tremenda crisis económica, florecen empresas, con evidentes rasgos dictatoriales y de economía sumergida. Que preconizan “la libertad financiera “y que la mayor parte de la veces, son propuestas ilegales de trabajo laboral sin derechos, ni vida privada, con una excesiva inversión en tiempo, recursos propios y desamparado totalmente por la ley.
ARTÍCULO 515.3 DEL CODIGO PENAL Son punibles las asociaciones ilícitas, teniendo tal consideración:
3. Las que, aun teniendo por objeto un fin lícito, empleen medios violentos o de alteración o control de la personalidad para su consecución.
Como tantos artículos de nuestro Código Penal quedan en la penumbra legislativa mientras nadie provoque jurisprudencia. Desde RedUNE avanzamos una propuesta acorde al tiempo que nos toca vivir en la Defensa de los Derechos Humanos, de cualquier adulto o menor, a que no se ejerza ninguna coacción, alteración de la personalidad de forma coercitiva ,así como cualquier tipo de abuso, dentro de cualquier colectivo .
Tenemos que recordar que la violencia de género se da en grupos coercitivos de diversa índole .No en abstracto, sino en casos concretos en que las mujeres, madres, hijas, esposas, son objeto de malos tratos y de violencia basados en los cánones de la sociedad patriarcal, reforzados además con razones espirituales, de comunidad espiritual, de autoridad eclesial, de tradición, etc., razones que más bien se transforman en dogmas. De ello en RedUNE tenemos amplios testimonios.
Desde RedUNE, OBSERVAMOS muchas manifestaciones comunes de comportamiento coercitivo en la violencia de género y en la pluralidad de experiencias sectarias que nos relatan en la asociación, por parte de afectados directos, así como familiares o amistades de los mismos.
*Desigualdad, subordinación y relaciones de poder.
*Aislamiento de amistades y familia.
*Privación de necesidades básicas (alimentos, descanso, servicios médicos)
*Control de comunicaciones, finanzas y del tiempo propio
*Humillaciones, amenazas, intimidaciones y desprecios degradantes
En muchos de los casos que atendemos en RedUNE hay un común denominador:
Son personas que independientemente de su profesión, nivel adquisitivo y edad, son especialmente vulnerables, por diversas circunstancias.
En muchas de las experiencias relatadas, acontece que el autor o grupo ha ejercido un estado de sometimiento psicológico o físico, resultante del ejercicio de presiones graves y reiteradas. Así como por ejemplo de técnicas orientadas a alterar el juicio, para conducir a la victima a un acto o a una omisión que terminara resultándole perjudicial.
Muchas veces el responsable de hecho o de derecho de un grupo desarrolla actividades orientadas a crear, mantener o explotar el estado de sujeción psicológica o física de las personas que participan en las mismas para beneficio propio o del entramado organizado
Es por ello necesario y urgente, actualizar la identificación de los diversos procedimientos manipuladores que ejercen grupos y personas, en la era digital. Con el fin primordial de reclutar adeptos a las más variadas propuestas anteriormente descritas.
En el ámbito legislativo vamos a impulsar la tipificación en el Código Penal de la persuasión coercitiva. Y para ello ya estamos abriendo cauces de comunicación con partidos políticos. Otro objetivo primordial es la formación en el ámbito policial, judicial y profesional de las dinámicas abusivas, fraudulentas y de coacción, por parte de grupos de cualquier matiz.
Y finalmente la protección de los derechos fundamentales de la infancia, de influencias en su salud, educación y desarrollo, que pudieran hipotecar su futuro como personas en su mayoría de edad.
Para la consecución de estos objetivos, también será necesaria la apertura de la propuesta legislativa a entidades diversas que operan en la defensa de las víctimas del delito violento y los derechos humanos en su extensión. Desde RedUNE nos marcamos este reto para el próximo otoño.
JUANTXO DOMINGUEZ
Presidente de RedUNE